Una vez estuve en otro planeta de otra galaxia, era un
planeta muy raro, el nombre era muy raro, unipix, los habitantes eran muy
raros, sus costumbres eran muy raras, sus religiones eran muy raras, su comida
era muy rara, todo era muy raro.
Salí del planeta tierra en una nave para hacer una misión
especial en marte. Cuando mi compañero y yo estábamos a punto de aterrizar en
marte la nave perdió el control, y empezó a girar, a cambiar de velocidad… en un giro brusco mi
compañero y yo chocamos nuestras cabezas y quedamos tendidos en el suelo
desmallados.
Cuando me desperté mi cabeza estaba llena de sangre seca, me
levante, cogí un papel y me limpié, al igual que mi compañero, después miramos
por la ventana y vimos que estábamos en una planeta que desconocíamos, abrimos
la puerta de la nave y con un poco de miedo bajamos de la nave, el suelo del
raro planeta era como una cama elástica, mi compañero y yo nos miramos con cara
de extraño y de repente vimos a unos hombres que se acercaban dando saltos, mi
compañero del miedo le dio un infarto del que no se podría recuperar, y a mi
esos raros hombres de un solo pie me llevaron a su reino ya que allí en todo el
planeta solo había un reino.
Cuando llegamos todo me parecía raro ya que las casas estaban
dando saltos permanentemente, estos hombres me llevaron junto a su rey este me
explico todas las cosas raras para mí de su mundo y yo le explique todas las
cosas de mi mundo. El rey hizo un trato conmigo: el me proporcionaba una nave
para volver a mi mundo y yo a cambio tenía que hacer más reinos para su planeta
y además enseñarles a sus raros habitantes a hacer reinos
Yo me puse manos a la obra junto con cien habitantes de
unipix. En treinta y dos días terminamos la segunda ciudad de unipix, yo
rápidamente me dirigí al palacio para hablar con el rey. Cuando llegue este me
dijo que tenía mi nave terminada, yo me dirigí junto a la nave, cuando la vi,
me defraudo mucho ya que la nave no tenía ni propulsores ni nada, tenía una
especie de pierna larga que servía para dar saltos. Yo rápidamente me puse
junto a los mejores constructores de su planeta a construir un propulsor. Al
cabo de una semana habíamos construido el propulsor.
Con
gran pena me despedí de todos, me subí a la nave y fui rumbo a la tierra.
Cuando llegue a la tierra todo el mundo me estaba esperando, para que les
contara lo que me había pasado, pero yo no les conté la verdad porque si no
irían a invadir unipix.
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