miércoles, 28 de marzo de 2012

Estoy sola en un cuarto oscuro y pienso. Pienso qué sería de mí sin mis amigas, la familia y esta vida. Que sería de mí sin mi colegio que tanto me ha enseñado y tanto me ha apoyado. Oigo a mi madre llamarme desde la puerta de casa. Me levanto con mucha tristeza y dejo mi cuarto atrás, el cuarto de mi infancia, que ahora está vacío. Bajo las escaleras lentamente. me doy la vuelta y observo durante un rato el segundo piso,  solitario, sin nadie. Sigo bajando hasta llegar al salón, vacío. Nada lo ocupa, excepto unas cajas de cartón que recogen unos desconocidos y se las llevan a un camión. Me acerco a la ventana y observo el jardín. En el veo los juguetes que se dejaron mis vecinos cuando vinieron a jugar conmigo y mi hermana. Me doy la vuelta y me encaro al salón. Durante un momento creo ver los sofás, la mesa..., pero es una imaginación, no hay nada, solo un espacio grande sin nada que lo decore, nada que lo amueble. Me acerco a la puerta y paso por la cocina, donde mi familia y yo compartimos cenas y risas. Ninguna cena volverá a ser igual. Veo a mi madre esperándome en la puerta con mis maletas. Entro en el coche, hay un silencio sepulcral, nadie habla, todos lloran en silencio, pues ya no volveremos ver nuestras vidas como antes. A veces intento imaginarme que es un sueño, pero se que es real, y que ya no hay vuelta atrás. El coche se pone en marcha. Nos vamos al aeropuerto para empezar una nueva vida en Londres, lejos de España, lejos de la familia, lejos de nuestro hogar.

Una vez sentada en el avión me levanto para ver si puedo salir, volver a casa y quedarme allí., pero es demasiado tarde, se han cerrado las puertas y no se puede salir. Vuelvo a mi sitio a reflexionar sobre esta decisión, esperando a que el avión despegue. Miro por la ventana para despedirme tristemente de Madrid. Ya escucho los motores y nos tenemos que poner el cinturón, vamos a despegar. En ese tiempo pienso en todo lo que vamos a dejar atrás, que es todo lo que de verdad me importa, pero ya es tarde, hemos despegado.


Pilar CASARES ALÁEZ.

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