NEWORLD
Noto
como mi corazón comienza a latir, la sangre vuelve a correr por mis venas, puedo sentir el frío en mis labios y en todo
mi cuerpo, pero poco a poco esa sensación desaparece, entro en calor y tras
unos minutos, mis párpados entumecidos consiguen abrirse; ante mis ojos una luz
intensa me ciega, mis oídos comienzan a escuchar sonidos que hace mucho que no
oía. Me incorporo, estoy en una especie de laboratorio muy avanzado en el que
hay miles de máquinas que nunca había visto, incluso algunas precian irreales;
pero hubo una cosa que me llamó más la atención que todo eso, en una esquina de
la pantalla de lo que parecía un ordenador ponía 21 de diciembre de 2826; por
un instante se me corto la respiración. ¿Cómo podía ser posible? ¿Todo era un
sueño? Miles de preguntas brotaron de mi mente y aquellas personas tenían las
respuestas.
Una
de las puertas del laboratorio se abre, entra una mujer con un traje blanco y
con una máscara para respirar, rápidamente salto de la camilla y la exijo
respuestas, ella permanece callada durante un tiempo y finalmente me habla, me
dice las primeras palabras desde hacía mucho tiempo y que jamás se me
olvidarán, -Bienvenido al año 2826, Peter. Aquella voz me resulta familiar,
tanto que me produce un sentimiento de nostalgia. El ordenador proyecta unas
imágenes que responden a todas mis preguntas…era uno de los ocho sobrevivientes
a la catástrofe del 21 de diciembre de 2012, el último en ser encontrado, tras
el fin del mundo, había estado congelado durante más de mil años. Al quitarse
la máscara, se trataba de una mujer anciana, pero sus ojos cristalinos y su
sonrisa delataron su identidad, era Lucy mi hermana pequeña.
Salimos
juntos del laboratorio, mi primer paso hacia el nuevo mundo en el que el sol eran lámparas gigantes que se habían
colocado en el espacio para que pudiera llegar luz por el día y se apagaran por
la noche. La tierra estaba seca, no había mares, ni lagos, ni cascadas, solo
quedaban los acuíferos subterráneos, la población se había reducido a cinco
millones de personas, que vivían en único continente al que habían llamado
Neworld. Los alimentos eran artificiales, la tierra ya no era fértil. Ni
siquiera la Tierra era redonda, los niños que nacían, tenían problemas
degenerativos y radiaciones. Ya nada era igual, la contaminación que había en
el mundo anterior y que la humanidad había creado a causa de las nuevas tecnologías
y los nuevos avances había provocado esta tragedia, en la que miles de personas
inocentes habían muerto. Ya no volvería a
disfrutar de la luz del sol, del agua del mar, sobretodo no podría volver a
disfrutar de las personas que me querían, mi familia, todas ellas víctimas de
la mayor masacre de la historia o al menos lo que queda de ella
.
Un
momento, que es ese constante ruido que se repite en mi oído, ese molesto
sonido que me molestaba todas las mañanas…es mi despertador, todo había sido un
horrible sueño, subí la persiana y el sol permanecía en el mismo lugar de
siempre, nada había cambiado, aunque no podía dejar de pensar en el sueño, esa
fecha, ese fin del mundo inesperado que nadie antes había predicho excepto yo. A
prisa salí a la calle, disfruté de la luz del sol, de la brisa del mar y sobre
todo de las personas que siempre habían estado a mí alrededor, ese sueño me hizo
darme cuenta del valor que tienen y que puede que un día ya no estén pero que
siempre estará en alguna parte de cada uno. Pasados unos días volví a tener el
mismo sueño, ése día me convertí en el profeta del 21 de diciembre de 2012,
algunos dirán que estoy loco, otros que tengo razón, pero como todo el mundo
sabe, los sueños pueden hacerse realidad.
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