Una vez estuve en un
mundo donde…
Nada
más caer al agua por la grave tormenta que apareció, empecé a recordar como
sucedió todo. Todo empezó el día 12 de noviembre cuando encontré en la
biblioteca nacional el diario de un científico del siglo XIX que hablaba sobre
la investigación de una isla desconocida donde contaba cómo fue su viaje para
encontrarla. Por lo que continuamos una la expedición. Fue un viaje muy duro,
éramos apenas doce personas en la tripulación a bordo de un velero, tras dos
años de búsqueda y sin apenas recursos seguíamos sin encontrar isla alguna. De
repente nos vimos afectados por una fuerte tormenta, donde han muerto dos
tripulantes, entre ellos Jack, mi mejor amigo.
Lo último que recuerdo fue que intenté ayudar
a un compañero y caí al agua, pensaba que iba a morir ahogado y sin haber
encontrado aquella isla. Sin más dilación vi como la tormenta desaparecía
rápidamente, la marea empezó a bajar, empecé a notar como mi cuerpo se iba
sosteniendo, y notaba como mis manos tocaban la arena, esto solo podía
significar una cosa, habíamos llegado aquella isla, era todo tan maravilloso. Aunque
estaba solo, todos habían muerto en la tormenta.
La
isla era maravillosa, había una gran vegetación, y estaba lleno de animales. Explorando
el interior de la isla vi una ciudad antigua, era increíble y empecé a ver
seres humanos, sin más detenimiento fui a hablar con ellos, no había diferencia alguna
entre nosotros, tenían dos ojos, brazos, piernas, nariz, boca, pelo. Hablé con
aquel habitante le conté de donde venía, al parecer ya lo sabía, me dijo que
todos en aquel mundo sabían de nuestra existencia y del mundo de donde veníamos,
como era nuestro mundo; sabían que de donde veníamos existía el mal; donde se
cometían robos, violaciones, secuestros; que veníamos de un mundo en lo que la
gente hacia las cosas por una cosa llamada dinero, que teníamos un sentimiento
llamado estrés, que matábamos a animales por placer, que veníamos de un mundo
donde existía la guerra, y donde discriminábamos a las personas según su
nacionalidad, color de piel, o incluso por el hecho de ser mujer.
El hombre me dijo que en el mundo en el que
vivían no existía el mal, todas las personas eran buenas, hacían sus
obligaciones por placer sin esperar nada a cambio, no existía ningún tipo de
discriminación porque todas las personas se valoraban entre ellas… Y que por
esta serie de rozones no había hecho que supiesen de su existencia para no
convertir su mundo en el nuestro.
Tras
oír las palabras del hombre no quise volver a la Tierra que era como ahí la
llamaban, quería quedarme ahí para siempre. Por lo que este me dijo que para
vivir ahí para siempre tenía que pasar una puerta. Tras un largo camino iba
viendo lo fantástico que era aquello, al llegar a la puerta vi a toda la
tripulación, a mi padre que había muerto, y por último a Jack, me dijo que este
era el mundo en el que vivía, llamado “el cielo”.
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