miércoles, 19 de diciembre de 2012


                        CUENTO
Este cuento narra la historia de un niño que desde pequeño le alucinaba observar a los valientes surferos tanto del asfalto cuando el día era bochornoso y surfeaban las calles con sus pennys de cuatro ruedas, como del mar. Especialmente admiraba la manera en la que estos surfistas se deslizaban con unas simples tablas de madera talladas a mano por las olas de color naranja y parecía que esas tablas estaban pegadas a sus pies.
Mi nombre es Volcom, si ya lo sé me llamo igual que una de las marcas de surf más conocidas, ¿queréis saber cómo continuó mi vida hasta llegar a mis cuarenta? No oigo respuestas asique por lo tanto lo tomaré como un sí. 
-Perdone las molestias señor Volcom, ¿le importaría que le hiciera unas preguntas sobre su carrera?
-Claro chaval, dispara
-¿Podría usted contarnos cómo fue su vida desde sus dieciséis mundialmente conocidos hasta ahora?
-De acuerdo chavalín pero no dedicaré más de diez minutos escasos:
Yo nací en la isla de pennyland, tan solo tenía dieciséis años cuando mi padre, amante del surf nos abandonó, a mí y a mi madre por cuestiones de trabajo. Mi madre no supo llevar adelante esta familia lo cual dejó todo en mis manos cuando un día decidió acabar con su vida de un disparo en la cabeza. Tuve que seguir adelante como pude, pero enseguida me recuperé de su fallecimiento, no parece que me afectara mucho. Un día decidí hacerle frente a las gigantescas olas que chocaban con fuerza frente a un gran acantilado, fue entonces cuando descubrí mi gran don para deslizarme con aquella tabla de madera por esas olas anaranjadas de ese mar naranja que parecían grandes pero que en esos momentos me hacían a mi más grande todavía. Empecé a presentarme a torneos de surf, de los cuales yo siempre salía victorioso.
Bueno no tengo nada más que contar únicamente que el señor que me está entrevistando parece ser un conejo con una chupa y una chistera, y me estoy preocupando… No entiendo porque pero estoy en este manicomio, porque supuestamente me imagino las cosas,  maté a mis padres y a muchas otras personas.
-Jaime, ¿ya estás hablando solo? esta vez ¿quién te está entrevistando, el canguro, el conejo, el dinosaurio…? venga que ya es hora de tomarse las pastillitas…
                              FIN
Carlos Santos 3ºB 

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